Nochecita de Viernes templado, que se hace
noche a la espera de los faroles del Teatro. Arranca el ciclo Viernes de Tango
en el ND Ateneo y los Bailarines dibujan el escenario al compás de algunos
tangos y milongas sus mejores firuletes, mientras el público encuentra su lugar.
Salen detrás del telón "Vruma y los Dínamos", dos guitarras y la voz
de Federico "Vruma" Ottavianelli que moldean el ambiente de tango en
ese fino y delicado gusto de cantar con el cuerpo. Luego de los aplausos y con
una presentación teatral, se abre el telón... mucho color humo... la banda que
toca y Melingo aparece... saluda...arenga la banda y todo arranca en ese
incontrolable y prolijo devenir de la locura vuelta música. Imaginar el show,
no es imposible si uno sostiene el boleto de entrada al infierno y lo agita
contento a la vista del cancerbero de la colifatez. Sincronizar el show con la
gran cantidad de estímulos que tiene, es un trabajo de ingeniería, que la banda
parece navegar sin problemas. El capitán está loco! ...y los marineros lo
siguen contentos... y uno... como simple espectador, no puede oponerse al magnetismo de tirarse al mar y
tratar de nadar hasta el barco de los chiflados. La ciudad, el suburbio y el
campo se juegan todo lo que tienen en sus canciones, para mostrarse
inteligentemente desprevenidos, persiguiendo un hilo fino y delgado que se
pierde en la oscuridad del escenario. El lujo del retruco y quiero vale cuatro,
asoman en un sin fin de emociones, emociones que los increíbles invitados del
show: Jaime Torres, Douglas Felis y Stefanie Ringes provocan al público, a la
Banda y a Melingo.
¿Qué más podemos aspirar para una buena noche
de bruma, talento, riesgo y música?
Solo que sea viernes compadre!
Narigón.
Salud!
Pablo Brand
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